Escritura terapéutica
La escritura terapéutica es un excelente método para liberar emociones porque, a medida que escribimos, los pensamientos se tejen con los sentimientos. Consecuentemente se abren las compuertas de nuestro inconsciente y se despiertan zonas que estaban dormidas. Entonces algo cambia. Aunque no estamos buscando sanar, lo mismo sucede porque escribir nos ayuda a sentir, sin censura.
Escribir es aullar sin ruido, confesar y así borrar huellas – Marguerite Duras
En la escritura terapéutica no se trata de escribir bien, sino de escribir sin pensar, es decir hablar con vos mismo sin juzgarte. No te reprimas, dejá que salga lo que venga, total nadie lo va a leer. El desafío es escribir sin pudor.
La escritura es un viaje hacia uno mismo. Se trata de escribir lo que sale del corazón y no de la mente.
Se requiere mucha valentía para hablar con nosotros mismos sin juzgarnos. Pero no es difícil, se trata simplemente de establecer un diálogo personal, siendo los propios interlocutores. Consecuentemente aparecen las voces de las etiquetas que nos pusieron de niños: la caprichosa, el vago, el audaz, la cobarde, etc. Pero también aparecen las voces que tal vez tenemos olvidadas de nuestros antepasados. Quiero decir que aflora el inconsciente en esa pluralidad de personajes que conforman el relato que nos contaron.
Estamos hechos de relatos, por lo tanto escribir es escribirse. La escritura sana porque nos ayuda a comprender el material de que estamos hechos. Nos ofrece una nueva percepción de nuestra vida.
La escritura es terapéutica no como arte de magia, sino con la constancia y el hábito de escribir.
Acá te dejo un ejemplo mío. Hace años mi marido sufrió un accidente muy grave, en ese entonces mis tres hijos eran muy pequeños. Este es el relato que escribí al respecto y que fue publicado en el diario Clarín.
“No creo en las profecías auto cumplidas aunque por años arrastré el miedo de que mi marido sufriera un accidente. Trabajé este pánico infundado con varias terapias y lo superé. Hasta que el dos de junio de 2005 me despierto a las tres de la mañana y siento el otro lado de la cama vacío. El pecho se me vuelve roca, me cuesta respirar. Bajo la escalera en cámara lenta, siento los pies helados sobre los escalones. Llamo al restorán, que Pablo tiene a quince kilómetros de casa, y no me contestan. Me asomo a la puerta pero la niebla me cierra la vista. Respiro el vapor y exhalo el aire tembloroso.“
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Te regalo 3 ejercicios de escritura terapéutica
Primero es bueno que busques un lugar que te resulte acogedor para escribir. Preparate un rico té, un café o lo que te guste. Procurá silenciar el celular. Cada ejercicio te llevará poco más de quince minutos.
- Escribile una carta a tu yo de la niñez. Qué no se cumplió de lo que fantaseamobas entonces y qué sí se produjo como pensaste. Qué miedos se hicieron reales y cuáles quedaron en puros fantasmas. Utilizá palabras fáciles, directas tal como si conversaras con un niño.
- Pensá en una situación dolorosa que hayas vivido con alguien y escribí todo lo que no le pudiste o quisiste decir en el momento en que pasaban las cosas.
- Hacé una lista de todos las “pavadas” que pensaste este día desde que te levantaste hasta que te sentaste a escribir.