Soy Natalia Brandi
Me llamo Natalia Brandi, soy una escritora argentina, profesora de escritura creativa. Me defino como una comunicadora y guía en el proceso creativo de escribir. Por mis talleres de escritura creativa pasaron más de 600 alumnos, con diferentes expectativas: algunos de ellos han publicado sus textos y otros disfrutan de vivenciar el placer de dedicarse a la escritura creativa.
Los talleres de escritura creativa son el espacio que proyecté hace años, luego de un proceso de aprendizaje interno que me llevó a transitar un camino desconocido hasta ese momento. Para el cual necesité aprender la herrramientas y desaprender viejos conceptos que incluyeron desacralizar la escritura y caminar:
Mi propio camino del artista
Tuve una vida común y corriente, una infancia feliz y sencilla, una juventud más o menos conmovedora como todos; después me casé, tuve hijos, perros y jardín. Hasta que (toda historia tiene un “hasta que un día” ) algo dejó de funcionar.
¿Cuál era el sentido de mi vida, si es que lo tenía? ¿Qué me daba placer?
Me encontraba dando vueltas como el perro cuando se busca la cola y llegué a un punto ciego en el que mis días eran en automático. Por fuera seguía ejerciendo mi rutina:í trabajaba, criaba hijos, convivía con mi pareja, salía con amigos, pero por dentro seguía buscando. No sabía muy bien qué buscaba, pero esto no podía ser la vida, debía haber “algo” más.
Entonces apareció el único recuerdo que me provocaba felicidad: los libros de mi infancia (que no fueron tantos, los típicos que había en una casa de clase media argentina por los años 80), el escritorio y mis cuadernos.
¿Qué me hacía feliz? Escribir?
¿Mis hijos y mis seres queridos? Claro que los amaba, los amo pero nada se comparaba con escribir.
Decidí asumir mi deseo y me puse a trabajar en ello. Estudié en la Escuela de Escritura Narrativa de Casa de Letras, en Buenos Aires y frecuenté talleres de escritura creativa con grandes maestros. Le robé horas a la maternidad, al trabajo, a la casa, a los amigos, y me senté a escribir.
Fue un camino duro porque tenía que seguir llevando adelante mi casa, ocuparme de mis hijos y trabajar en la oficina. Entonces me levantaba muy temprano y, antes de llevar a los chicos a la escuela, corregía mis textos; por la noche, después de lavar los platos, me quedaba leyendo los autores que me recomendaban mis maestros. Algunas personas no entendían que le dedicara todo mi tiempo libre a una actividad no remunerada. Pero con el tiempo algunos de mis cuentos salieron publicados en revistas literarias y publiqué mi primera novela, Puno. Continué escribiendo y publiqué mi segunda novela Murmullos en alguna ciudad. Algunos de mis cuentos fueron premiados.
Hace tiempo
Años atrás empecé con mi primer taller de escritura, en el Hospital de Niños de La Plata en la sala de Hemodiálisis. Fue una experiencia alucinante que me abrió la perspectiva del arte como herramienta terapéutica. Hoy se diría que estaba llevando adelante un taller de escritura terapéutica pero fue mucho más: descubrí la infinidad de implicancias que conlleva el acto de escribir. Aprendí que dando mi experiencia y brindando mi pasión por la escritura recibía de esos chicos mucho más que textos escritos sobre una camilla de hospital. Me hice cargo de que me daba felicidad compartir la literatura. El arte es con otros, siempre. Cerré este capítulo en el hospital y me dediqué de lleno a dictar talleres de escritura creativa para adultos.
Después continué con el proyecto del taller de lectura. Banquete de letras (así se llamaba el taller) fue pensado con una duración de cuatro meses, pero fue un éxito que lleva ocho años y sigue creciendo.